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Las toile de jouy cuentan con una historia fascinante.

Desde la segunda mitad del siglo XVI, los comerciantes portugueses y holandeses importaban, de la India, tejidos de algodón con estampados brillantes, como el chintz. La aceptación y popularidad de estas «indianas» hacía peligrar la industria textil francesa y provocó que en tiempo de Luis XIV, en 1686, se prohibiera la importación y fabricación de indianas. Cuando en 1759 se levanta la prohibición, el industrial alemán Oberkampf se instala en Francia y las telas procedentes de su manufactura son rápidamente aceptadas por la nobleza y la alta burguesía. En 1783, el rey Luis XVI le concede el título de «real fábrica». La toile de Jouy y otras indianas llegan a España a través de Francia. Se fabricaban con éxito en Cataluña cuya primera fábrica de indianas data de 1736.

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